Raúl Meléndez, historiador y crítico del arte de El Salvador
Entrevista: Fredycampos
Fijate que documentar esa tremenda música que produjo en El Salvador en la década de los sesenta fue una espinita que yo siempre tuve. Siempre tuve una gran admiración por ese gran talento que se desbordó en un período tan corto, porque estamos hablando de un período entre más o menos 1965, que da inicio, hasta por ahí por 1973, que se comenzaron a desvanecer todos estos grupos. Después continuaron otros, pero ya no eran parte de la raíz que se había venido gestando. Entonces la idea siempre la tuve desde muy joven.
Lo otro es que yo mismo siempre quise conocer ese fenómeno internamente. Ese boom de la música rock de los salvadoreños que a pesar de que me súper gustaba, por haberme venido tan joven de El salvador, se me hacía difícil reconocer quién era quién en ese mar de talento. En ese marco, fue chistoso que la primera vez que contacté con Willie Maldonado, y le compartí sobre el proyecto, yo confundía a los integrantes de un grupo con los de otro, no tenía claro quiénes eran Kiriap's, quiénes Supersónicos o quiénes Mustangs, por ejemplo, de allí que lo primero que me dijo Willie fue: “Mirá, si vas a trabajar en esto, tenés que saber quién es quién en la jugada, de lo contrario no va a servir todo lo que hagás.” Ahí mismo se consolidó el reto de conocer más esa música y los hombres y mujeres que la desarrollaron.
¿Pensás en vos mismo como en un “salvador” de ese período del arte salvadoreño?
No necesariamente. Ese período del arte en El salvador fue y es tan valioso que si no era yo, iba a ser otro el que lo tenía que documentar como testimonio para las generaciones por venir. Como por ejemplo, la historia que se hizo en esa película que creo se llama Gol, que el autor la concibió y me parece que cuatro años después empezó a tomar forma.
¿Cuándo exactamente comenzaste con el proyecto?
Bueno, el primer contacto lo hicimos en mayo del 2008.
¿Dónde y con quién comenzaron?
Comenzamos aquí en Los Angeles en un concierto de Julio Páiz, allí fue que empezamos a trabajar con cámaras exóticas de cine.
¿Cuál fue la parte más difícil, habrá habido alguien que no te tomó en serio, o desde el principio te tomaron en serio?
Yo creo que desde el principio me tomaron en serio los artistas porque veían que llegamos con equipo un poco más sofisticado, vieron que no eran las cámaras regulares que llevan los fans los que los estaban enfocando, sino que llegábamos con luces, micrófonos especiales y todo el rollo profesional. Después conseguir los contactos en El Salvador, México, Europa ya fue más fácil. Y no, no hubo ninguna parte difícil con respecto a los artistas; tal vez la parte mása difícil fue para mí familiarizarme con los nombres, los estilos y los temas porque, como te dije, aunque yo nací y crecí en El Salvador, no conocía a nadie.
Por supuesto, estabas exactamente a una generación de distancia. Cuando ellos estaban de moda vos tenías siete u ocho años, las comunicaciones no eran tan sofisticadas como son ahora, estabas en las afueras e incluso las señales en radio no eran tan buenas como en la capital, no fuiste a conciertos, etc. Todo eso explica el por qué no los conocías.
Sí, yo lo único que recuerdo de San Salvador de finales de los sesenta es que me llevaban desde Quezaltepeque a las Noches de Compras, ja, ja, ja! El grupo que más llega a mi memoria es la Compañía 10.
Si mal no recuerdo, este grupo de Sonsonate ya salió en los setenta,la última etapa de las Buenas Epocas. Cuando salieron los Satélites y los Supertwisters de seguro andabas todavía gateando con el pepe la boca en Quezalte, ja, ja, ja!. Y ya en serio ¿Cómo fue la experiencia de dirigir a tantos gigantes?
Mirá la parte de los artistas, todo muy bien, todo el mundo se portó a la altura, muy colaboradores. Como director no tuve mucho que hacer porque cada persona que iba participando tenía su propia historia y era su propio protagonista, no había lo que dijéramos un guión a seguir, en ese sentido todo fue bien.
¿Algún escoyo que hayás tenido que superar en todo el proceso Mario?
Si tuviera que hablar de escoyos, creo que el principal fue el tomar una decisión sobre la línea cronológica de personas, canciones y eventos para presentarlos tal como se fueron dando y tener una idea fiel de cómo se sucedió ese fenómeno, y te puedo decir que en un noventa y nueve por ciento estamos satisfechos.
A Carlos Hernández de los Lovers, él fue de las personas que más costó contactar. Costó también vencer distancias, por ejemplo Guillermo Chávez que estaba en Utah. Pero todos ellos fueron bien sensibles y amables a la hora de ser entrevistados.
Fuera de Willie Maldonado, ¿Cuál de los músicos se sentía más en casa frente a las cámaras sofisticadas, o cuál se notaba más incómodo?
Ninguno. Acordate que estás tratando con gente con por lo menos cuarenta años de estar con cámaras enfrente, todos parecían en casa en la entrevista.
Hablame del público. Aquí estás frente a un proyecto en el que afrontás bastante riesgo incluso financiero, porque, en mi opinión, la mara que crecimos en las Buenas Epocas ya estamos despareciendo, y los jóvenes de hoy no parecen tener más que un interés cultural en esa época.
Mirá, el público se ha portado a lo máximo con el proyecto.
¿Estás recibiendo lo que esperabas?
De plano que sí Fredy, la prueba está en que la gente de Los Angeles incluso ha pedido que se presente de nuevo el documental porque nunca supieron que lo presentamos el año pasado. Hay más de un millón de salvadoreños en el area de Los Angeles y sus alrededores que te puedo decir que con una mejor difusión del documental, acudirá contenta a degustarlo.
Puedo leer entre líneas que ha tenido éxito. ¿A qué atribuís eso, Mario?
Lo que pasa que nosotros somos salvadoreños, como tales, luchamos para lograr lo que queremos. En este proyecto hemos buscado patrocinios y los hemos logrado y vamos a seguir trabajando para llevar las cosas a otro nivel y tratar de recuperar la inversión para seguir adelante.
De la reacción de la mara salvadoreña frente a este proyecto ¿Qué es lo que más destacás
El cariño que la gente guarda todavía por sus artistas de la época. En Estados Unidos y en El Salvador, y en cualquier parte te da una emoción especial ver cómo mujeres y hombres de cualquier edad muestran su entusiasmo y alegría cuando les hablas de que van a ver de nuevo a los Vikings, los Beats o Hielo ardiente o a cualquiera de todos esos grupos y solistas insignia de los sesenta. Qué bueno llevarle a la gente lo que quiere y que ha esperado por décadas.
Un mensaje final a la mara, Mario.
Quiero decirles que así como hemos apoyado tantas cosas relacionadas con la guerra, con un pasado doloroso, que también apoyemos experiencias relacionadas con la música que también es parte de nosostros, y por supuesto que apoyemos a los hombres y mujeres que nos la dejaron como una herencia que nunca va a ser superada.